lunes, 22 de octubre de 2018


La Amenaza de un Estado Fallido
Geog. Eduardo Tena Del Pino
Septiembre 2018

La crisis política institucional que viene sucediendo en el Perú, no hace más que resaltar la incapacidad de la clase política para resolver los problemas del país. Estamos ante un Estado que refleja una debilidad e ineficiencia, incapaz de garantizar el pleno desarrollo de los objetivos de su población.

Su clase dominante -Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial-, se caracteriza por ser una de las más corrupta, racista, deficiente y delincuente; que ha logrado enraizarse, destruir y corromper la institucionalidad gubernamental.  Estamos ante una clase política subordinada al liberalismo más agresivo, que se desarrolla como una clase política mercantilista. Su servilismo le permite legislar y usar el poder “legal” para apropiarse y destruir la nación, su geografía, sus pueblos originarios y las expectativas de desarrollo de nuestro país.

Prácticamente, se ha perdido el control físico y legal del territorio nacional a favor de empresas transnacionales. No existen garantías de servicios básicos para nuestra población ante eventos naturales como los terremotos, las heladas, el friaje, las inundaciones del niño y los deslizamientos de tierra. Asimismo, se tiene una gran incapacidad para administrar los programas de desarrollo como las infraestructuras básicas con carretas y puentes de mala calidad, falta de infraestructuras en salud, educación y, además, de no tener propuestas contra el manejo delincuencial de territorios manipulados por el narcotráfico como en el VRAEM y el Putumayo; o las mafias en la apropiación de territorios para la minería ilegal y desforestación. La clase política ha demostrado esa incapacidad. 

A nivel geopolítico regional, estamos subordinados a los intereses de países vecinos, que manejan nuestros principales recursos naturales y turísticos, incluso contra los intereses nacionales; estamos tan mal institucionalmente, que nos imponen políticas migratorias en contra de nuestra capacidad de gobernabilidad y sin poder resolver las migraciones internas a consecuencias de los desastres naturales y pobreza.

Ahora, estamos a portas de un proceso electoral, donde se van a elegir a las autoridades regionales y municipales en el mes de octubre. Donde cada postulante ve al gobierno regional y municipal como un botín, como un medio de apropiarse de los recursos públicos. Ya no existe el pudor ni vergüenza, al no poder continuar reeligiéndose, han puesto en sus listas a hijos, esposas, hermanos, hasta sus parejas; o, de una manera perversa, irse a postular a otros distritos, provincias o regiones.

Se conoce que la mayoría de las autoridades están denunciadas por corrupción, enriquecimiento ilícito y malversación de fondos. A nivel de estas autoridades se ha perdido el control institucional del Estado. Como dice Gonzalo Portocarrero: “Se confirma el estereotipo: todos los políticos son, inevitablemente, unos ladrones”. El Comercio (01.02.2017 / 08:00 pm).

Es posible aun una oportunidad? Claro que sí. Todavía podemos reconstruir la clase política, con la participación de ciudadanos honestos, partidos políticos con intereses nacionales, los integrantes de los colegios profesionales, las autoridades y alumnos de las universidades, las organizaciones sociales de base, entre otros.


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